El nuevo año siempre nos recibe con los típicos propósitos, y por supuesto que bajar de peso, es un clásico que nunca falta en la lista de los mexicanos.
Pero este año nos encontramos con la novedad que al Gobierno de nuestro país se le han ocurrido un par de medidas para echarnos un empujoncito con el cumplimiento de estas metas. Ya se habían anunciado hace un par de días mientras la gente estaba festejando las fiestas decembrinas, cuáles serían esos productos que tendrían un impuesto. El Senado aprobó incrementar a 8% el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a alimentos con alto valor calórico, que contengan 275 kilocalorías o mayor por cada 100 gramos, un como dulces, confites, bombones, chocolates, nieves y helados y galletas. También las mermeladas, cajetas, flanes, pudines y alimentos a base de cacao, así como cereales y que contengan azúcar. El pan de dulce quedó incluido en este concepto, debido a que tiene azúcar, sólo los panes como el bolillo, birote y chapata y la tortilla o alimentos para bebés y lactantes quedan libres de este impuesto. Los consumidores deberán pagar 1 peso más por litro por las bebidas saborizadas, así como a los concentrados, polvos, jarabes, esencias o extractos de sabores, que al diluirse permitan obtener bebidas saborizadas, que contengan cualquier tipo de azúcares añadidas. El objetivo de estos impuestos de acuerdo a nuestro Gobierno, es incentivar la disminución del consumo de éstos productos con el fin de reducir las altas tasas de obesidad y sobrepeso (70% de la población en México tiene obesidad o sobrepeso). Miles de análisis y controversias se generan a partir de esta Reforma, aquí les presento el mío. 1. El problema de la obesidad es un problema multifactorial. La obesidad es causada por múltiples factores que en los últimos 30 años se han conjuntado para darnos la combinación que dan como resultado las tasas tan altas de hoy en día. Influyen en ella, el sedentarismo, los hábitos alimenticios, la educación, el entorno social, la economía y la injusticia social, los factores géneticos y los cambios metabólicos, entre otros. 2. Pan de dulce, el más polémico. No cabe duda que dentro de los hábitos de consumo del mexicano, el pan de dulce es uno de los alimentos más comunes. "La Secretaría de Hacienda y Crédito Público tuvo que haber diferenciado entre las golosinas y el pan que forma parte del consumo cotidiano de los mexicanos, sobre todo en una situación en la que es difícil costear tantas cosas", dijo el legisldor del PRD Carlos Augusto Morales."No es lo mismo una concha que un Pingüino", dijo. Por un lado, considero que esta medida si afectará los bolsillos de la población y también afectara de manera importante en la cadena trigo-harina-pan. Pero aquí notamos nuevamente la ignorancia de los legisladores, una concha si tiene un contenido calórico alto, si contiene azúcar y grasa en exceso, contiene grasa saturada y muy probablemente grasas trans por la calidad de grasa que se utiliza. Es un producto que se comercializa a granel y sin etiquetado por lo que no hay control ni información para la gente sobre que está consumiendo en cuanto a su aporte nutricional, además de que éste varía enormemente de la receta con la que se elabora. 3. La educación fuera del panorama para reducir el ambiente obesigénico. El consumidor tienen su salud en sus manos, sin embargo a la mayoría de la población carece de una buena educación alimentaria, que les permita tomar mejores decisiones con respecto a los alimentos que consume. Recordemos que no existen alimentos buenos o malos, sino buenas o malas elecciones en cuanto cómo, cuándo, quién y cuánto debemos consumir. El que te restrinjan una opción como el pan dulce aumentando su precio, motivará a la gente a buscar un equivalente no gravado de igual o mayor contenido calórico. 4. La inseguridad alimentaria en México. A falta de información, la gente escoge los alimentos de acuerdo a su economía. La mayoría de las personas come por hambre, luego por placer y hasta el final por nutrición. Muchos de los alimentos más económicos se caracterizan por una carga energética alta y un baja calidad nutritiva. Cuando quizás la población consuma un vaso de leche con pan para el desayuno, podría ahora estar consumiendo un tamal con un atole... panorama nada adelantador para el problema de la obesidad.
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Jose Alberto Ortega
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