![]() Por Jessica Pacheco Los prebióticos son un tipo de fibra que representa el alimento de los miles de millones de bacterias que viven en nuestro intestino (estas últimas denominadas Probióticos). Este ejército de microorganismos es esencial para mejorar la absorción de los oligoelementos y de las vitaminas, y para la prevención contra las enfermedades intestinales. El efecto principal de los prebióticos es el de estimular el desarrollo de la flora bacteriana intestinal y mejorar selectivamente su composición, impidiendo que algunos gérmenes puedan prevalecer sobre otros. El término prebiótico fue introducido por Gibson y Roberfroid que definieron como prebiótico aquel componente no digerible de los alimentos que resulta beneficioso para nuestras bacterias. Los criterios para definir un prebiótico serán: 1. Resistencia a la digestión (estómago e intestino delgado) 2. Fermentación una vez alcanzado el colon y 3. Estimulación para el crecimiento de bacterias intestinales (bifidobacterias y lactobacilos) (Gibson, 2004). Los prebióticos están constituidos por moléculas de gran tamaño que forman parte de la fibra alimentaria, sin embargo, no todas las fibras tienen actividad prebiótica. Las sustancias que tienen un efecto prebiótico son sobre todo las fibras solubles; recordemos algunas frutas y verduras que poseen fibra soluble como: los espárragos, zanahorias, alcachofas, papas, betabel, ajo y plátano. Entre los prebióticos, destacan los fructooligosacáridos (FOS) o fructanos, la maltodextrina, el almidón resistente, la lactulosa y los galactooligosacáridos (GOS) de la leche materna (Marteau, 2010). Estos componentes de la fibra ejercen un efecto beneficioso en el intestino. Entre los prebióticos destaca la inulina, un fructano común en ajo, cebolla, alcachofa, espárrago y ágave. Se ha mostrado eficaz para tratar el estreñimiento en personas mayores, pues ayuda a restablecer las bifidobacterias que disminuyen con la edad (Langlands y col., 2004). Recomendaciones Se pueden encontrar mayoritariamente en alimentos de origen vegetal y en la leche materna. Las fuentes principales son el ajo, la cebolla, las alcachofas, los espárragos, los plátanos y otras frutas, el trigo, la avena y otros cereales, la soya y demás legumbres. También es posible adquirir la fibra prebiótica como la inulina y otras, como suplemento alimenticio. Referencias
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Jose Alberto Ortega
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